TURISMO EN RAMALLOSA
¿Qué ver en Ramallosa? ¿Qué puedes encontrar?
Con Ramallosa nos referimos principalmente a la parroquia de San Pedro de la Ramallosa (Nigrán) y más concretamente al área próxima al puente; pero también a Santa Cristina de la Ramallosa, justo al otro lado del río Miñor, que linda con el pueblo de Sabarís (y cuya rica historia está ligada a Ramallosa), ya en el municipio de Baiona.
Turismo en Ramallosa.

Existen pequeños tesoros de piedra parcialmente escondidos en forma de cruceiros, hórreos, plazas e iglesias, pero el mayor protagonismo se lo tiene que llevar forzosamente el puente románico, que fue construido aproximadamente en el siglo XIII en el mismo lugar que se estima hubo un puente romano original.
El puente todavía se conserva funcional y es transitado a diario por peatones, peregrinos y algún caballo.
A ambos lados del puente encontramos construcciones de piedra tradicionales; al sur el Pazo Cadaval y al norte unas casas y una pequeña y pintoresca plaza donde muchos peregrinos se paran a ver el mapa o la cartelería informativa.

Siguiendo por el antiguo trazado y Camino de Santiago, llegamos al pazo de Pías, o casa de Arias. Casa señorial del siglo XVII que fue cedido en la década de 1950 por la propietaria a la congregación religiosa de las Damas Apostólicas, quienes allí atendían a las personas enfermas de la zona.
Posteriormente fue escuela pública y residencia de verano para colegios de Madrid; y casa y lugar de reunión de la Iglesia donde se impartía catequesis.
Desde 2015 es un albergue de peregrinos.
Es un edificio de buen tamaño, de unos 3500 metros cuadrados con jardines de 13000. Su aspecto ligeramente fortificado se debe a que sufrió un saqueo en una incursión de tropas portuguesas en 1665.

Si desde el puente seguimos por la costa hacia el noroeste nos encontramos con un parque en la orilla del estuario, en el que hay una pequeña capilla (San Campio) y una buena zona de aparcamiento al aire libre.
Siguiendo el paseo marítimo con carril bici que comienza en la capilla llegaremos a los límites de Ramallosa, justo a la entrada de monte Lourido. El camino adoquinado del mismo con pequeñas aceras que lo bordea es algo que no te debes perder, o por lo menos intenta llegar al mirador donde se ve punta Ladeira, el extremo de la playa del mismo nombre.
Al norte de monte Lourido empieza el espectacular arenal de playa América.
De vuelta por ese mismo camino y si tienes más ganas de buenas vistas, puedes subir por la travesía Torrente Ballester y calle Ferrador, donde todavía puedes encontrar algún hueco no urbanizado en donde contemplar la marisma desde cierta altura y hacer alguna foto.




El estuario se inunda y vacía con la marea. Es lugar de paso de aves migratorias y es frecuente ver gente fotografiando aves como garzas, biluricos (andarríos), algún cormorán, patos y por supuesto gaviotas.
Comercio en Ramallosa.

La característica más notoria de Ramallosa es la concentración en torno al pequeño núcleo urbano de una relativamente generosa cantidad de comercios en proporción a su población; actuando durante décadas como un centro o núcleo comercial en varios kilómetros a la redonda, situada en un punto casi equidistante entre los cascos urbanos de Baiona, Gondomar y Nigrán, e igualmente en el punto de encuentro de los límites de dichos ayuntamientos.
Ramallosa ha sido un nexo comercial que ha ido creciendo sobre sí misma. Hoy en día cuenta con 3 calles provistas de bajos comerciales, dos galerías y dos centros comerciales, uno exterior (CC La Romana) y otro relativamente grande (CC Siglo 21 o CC Ramallosa), que con tanto local disponible se le nota un poco vacío.
Con la apertura en navidades de 2022 de un gran centro comercial (Nasas Nigrán) a 5 minutos en coche se ha dotado a toda la «comarca» del Val Miñor de una oferta comercial propia de una ciudad de primer orden; junto con sus infraestructuras industriales que actúan como polo de atracción poblacional, laboral y por ende comercial más allá de sus inmediaciones. Es sin embargo un área mayormente provista de locales de grandes dimensiones (donde ya no queda espacio disponible) ocupados por grandes cadenas y casi carente de la necesaria diversidad que puede dar el pequeño emprendimiento local, que rellena la oferta allá donde surge un hueco.
Ramallosa es ese pueblo cercano que le queda de camino, con aparcamiento y multitud de pequeños locales disponibles que pueden complementar a las Nasas.
Solo necesita nuevas ideas y promoción, como la de esta misma web.


En cualquier caso, Ramallosa conserva ese toque diferente, adaptado y personal que da una tienda de barrio frente a las grandes cadenas generalistas. Por lo que es y seguirá siendo un punto comercial por motivo de su conexión geográfica; y es que parece que cuando cierra una tienda ya está abriendo otra con una nueva propuesta. La zona goza de paisajes y clima que son lujo y que inevitablemente atrae turistas y nuevos residentes.